domingo, 10 de mayo de 2015

Día de las madres y la discapacidad

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Qué se puede decir de las mamás que no se haya dicho ya. En el caso de la madres que tienen hijos con discapacidad correré el riesgo de intentar trasmitirles su sentir.


En la vida siempre imaginamos y deseamos que los hijo@s tengan lo mejor de lo mejor, que nada les pase. Un día sin más ni más, alguien les da la noticia: “…su hij@ tiene discapacidad”. Ante el desconocimiento la noticia es devastadora y es que, si bien ningún hijo viene con instructivo, siempre hay alguien con experiencia en la crianza de los niños a quien recurrir, ya sean las abuelas, comadres o vecinas. Pero las madres de hijos con discapacidad deben iniciar esta tarea con las frías instrucciones médicas, inmersas en una sociedad que tampoco sabe como incluir a las personas con discapacidad.


Son ellas, muchas veces si la ayuda de un padre o también haciéndose cargo de él, quienes tienen que aprender (en mayor medida que las otras mamás) enfermería, rehabilitación física, técnicas de traslado, terapias respiratorias, terapias de lenguaje, métodos de inclusión educativa, diseño y construcción de ayudas técnicas, además de darse tiempo para las necesidades y demandas de sus otros hijos, mantener sus casas en orden, cocinar y trabajar ya que los gastos se multiplican, labores para las que no hay vacaciones ni descansos.


Ninguna madre haría esto sin AMOR y es este amor el que también las hace sufrir el dolor por las dificultades y discriminación que sufren sus hij@s. En medio de estos dos sentimientos ven crecer y ayudan a vencer retos a sus hij@s.


También imaginemos a las madres que tienen discapacidad quienes vencen todas estas dificultades y se enfrentan a sus propios retos fiscos, de accesibilidad y sociales, para lograr la felicidad de ser madres.


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Por eso todas las noches debemos decir: “gracias mamá” y dar gracias al cielo por su bendición.



Día de las madres y la discapacidad

lunes, 13 de abril de 2015

¿Cuál es la importancia de la accesibilidad?

Qué pasa cuando ante la existencia de una legislación para personas con discapacidad, recomendaciones y acuerdos de accesibilidad, así como de instituciones y asociaciones civiles que se encargan de gestionar mejores opciones para quienes usan sillas de ruedas , seguimos encontrando aceras sin rampas, accesos con escalones para restaurantes o teatros, ausencia de cajones de estacionamiento reservados o cajones tan pequeños como inútiles, cines cuyos lugares reservados están a un par de metros de la pantalla donde es imposible disfrutar de la película, aunado a un sinnúmero de obstáculos físicos. ¿Qué pasa? El problema radica en cómo entendemos la idea de accesibilidad, pues queda claro que no significa lo mismo para todos.


Cuando pregunto “¿Puedo entrar al bar que frecuentas?, ¿Recuerdas los accesos?”, la respuesta más común es “No sé”, porque no se va por ahí pensado si se puede transitar en silla de ruedas. Imagina ahora que la respuesta fuese “No estoy seguro, pero hace días en el bar me senté al lado de una persona en silla de ruedas”. En la medida que personas con necesidades diferentes concurran en más lugares, éstos se volverán comunes y todos podrán recordar lugares con accesibilidad [1] .


La realidad es que muy pocos conocen los criterios que definen la accesibilidad y actualmente hay pocos incentivos para aprenderlos y muchos menos para llevarlos a la práctica.


No se trata de poner rampas para facilitar el camino a personas con discapacidad, sino que todos los actores de la sociedad compartan las distintas maneras de ver la vida y de esta manera los espacios urbano y social tengan un significado común para todos que permita compartir experiencias; así, la inclusión no será la inserción de individuos en un grupo, sino la expansión de los grupos sociales de cada uno, es decir, la cultura y la conciencia social pueden impulsarse a partir de proyectos de accesibilidad específicos.


[1]           Los procesos sígnicos son tales en cuanto son reversibles, como todos los procesos intelectuales (Piaget, 1968); uno puede pasar del signo a su referente cuando es capaz de efectuar igualmente el camino inverso.



¿Cuál es la importancia de la accesibilidad?